Mensaje de amor

Cuando hacemos lo que realmente queremos y “vamos a nuestra bola”, ¿es egoísmo? ¿Por qué? Porque hay que ser buena persona, sacrificarse por la familia, ser buen amigo y estar ahí siempre que nos necesiten… Entonces nos centramos en las expectativas de los demás.

Pero si satisfacer las expectativas de los demás nos supone “una carga”, entonces realmente no ayudamos a nadie. Ni a nosotros mismos, ni a la otra persona, porque para poder ocuparnos de los demás primero tenemos que ocuparnos de nosotros mismos.

¿Es egoísmo?

No lo sé, pero está comprobado que cuando alguien se encuentra feliz y bien consigo mismo, transmite ese estado a los demás y todos ganan. Así que antes de hacer algo por los demás puede ser muy útil preguntarse si lo hacemos porque realmente nos apetece y no nos cuesta, o, por el contrario, si lo hacemos porque es lo que se espera de nosotros o porque está mal visto hacer lo contrario.

En mi caso, mi amiga Gala me enseñó un truco que a mí me sirve para saber si realmente quiero hacer algo, porque aunque parezca que lo tenemos muy claro, no nos podemos ni imaginar la cantidad de condicionamientos inconscientes que afectan a nuestras decisiones. El truco consiste en escuchar “mi ruidito”. Por ejemplo, si alguien me dice “¿te apetece hacer esto?” y de repente emito un sonido casi inaudible de tipo “pffff”, es que no me apetece. Y ahora me sorprendo de la cantidad de veces que he dicho sí a algo que realmente no me apetecía nada por no escuchar “mi ruidito”. Como todo, es algo que se entrena, así que puedes mirar si tú tambien tienes ese ruidito o no. En caso de no tenerlo, seguro que puedes encontrar alguna estrategia parecida.

El primer paso para sentirse bien es escucharse uno mismo. Si hacemos algo por alguien por el hecho de no defraudar a esa persona, o porque la consideramos necesitada de ayuda, pero realmente no tenemos ganas, a la larga nos pasará factura.

Si somos de los que nos echamos a la espalda todo lo que nos piden… lo más probable es que nos duela la parte alta de la espalda. Para empezar, te propongo que mires a ver si tienes “ruidito” y que lo escuches…

Puedes dejar aquí abajo tus comentarios.

Un afectuoso saludo,

Elisa Requena.

eli
eli